Las
proteínas es uno de los temas que más controversia generan en el mundo de la
nutrición, y que genera mucha confusión sobre cuál es la opción más adecuada
para consumir proteínas.
¿Proteínas
animales o vegetales?
Por un lado la tradición alimenticia de los países
europeos nos dice que las proteínas de los vegetales son
pobres e incompletas y que para
estar bien alimentado es imprescindible el consumo de carne. Vamos a intentar a
abordar esta cuestión:
Tradicionalmente
se ha considerado que las proteínas de calidad se encuentran en alimentos
proteicos de origen animal, tales como el huevo la carne y el pescado, debido a
que aportan los 8 aminoácidos esenciales.
Las
proteínas de origen vegetal si bien son incompletas: no poseen los 8
aminoácidos esenciales, suelen aportar algunos de estos en muchísima mayor
cantidad que la proteína animal, por lo que si combinamos alimentos
vegetales que se complementen obtendremos un alimento proteico muy completo
ahorrándonos las grasas y los tóxicos derivados de la preparación de alimentos
de origen animal. Además la proteína vegetal va acompañada de fibra que
dificulta la penetración de la grasa que utilizamos en la condimentación y
evita la absorción de tóxicos ingeridos o generados por las bacterias
intestinales.
Por
otro lado tenemos la proteína de los
huevos. La mayoría de los nutricionistas coinciden en que se pueden tomar
con moderación, por su alto contenido en colesterol. De vemos consumirlos
preferentemente pasados por agua (escalfados), o lo que es lo mismo, cocidos a
baja temperatura. Los huevos tienen importantes ventajas sobre la carne ya que
aportan proteínas de alta calidad, fácilmente digeribles, con menos producción
de acido úrico y cargadas de vitaminas. Es importante mencionar que los huevos
fritos no son nada aconsejables para las personas con problemas de la vesícula
biliar ni para los niños menores de un año.
La proteínas animales ¿de carne o de pescado?
La carne contiene tóxicos
liposolubles que quedan almacenados en la grasa, tales como pesticidas,
medicamentos, moléculas que se crean durante la cocción, y compuestos
nitrogenados producto del metabolismo, que acidifican la sangre y desequilibran
el organismo. Además la carne por su alto contenido proteico favorece la
proliferación en el intestino de la flora putrefactiva, cuyos residuos son
perjudiciales para las células del intestino (aminas toxicas) y generan mal
olor. Dentro de los distintos tipos de carne la más grasa es la de cerdo, y por
lo tanto es la que más tóxicos lipóferos almacena.
En
cuanto al tipo de preparación es especialmente nociva la carne a la brasa ya
que los productos de degradación cuando se sobrecalientan dan lugar a las
nitrosaminas, un poderoso carcinógeno.
En
cuanto al pescado, es una opción
mucho más sana que la carne para consumir proteína animal, nos aporta proteína
de alto valor biológico acompañada de bajas cantidades de grasa. Tienen grandes
ventajas como la de aportarnos ácidos grasos insaturados que previenen de
la enfermedad cardiovascular pero también con relativa frecuencia contiene contaminantes
del lecho marino como fosfatos y mercurio.
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